Desde la escuela municipal José Antonio Páez (barrio Santa Cruz del Este, Caracas)

Elecciones3D Éste que está aquí llego con su mamá a hacer la cola a eso de las 6:00 a.m. o un pelito antes. El toque de diana sonó un poco desfallecido esta vez, me pareció. Seguro fue mi imaginación o la percepción escuálida que tengo, es inevitable. Lo cierto es que, con o sin diana, apenas si dormí dos horas. Entre los cohetones y los automóviles tocando corneta, se hizo imposible conciliar el sueño como era lo debido. Si al ruido anterior se añaden varias descargas de armas largas, se imaginarán.

Cerca de mi casa hay tres centros de votación. Hasta el RR, siempre hubo un solo centro, pero las colas de ese día eran tan largas que en las siguientes elecciones se añadieron dos escuelas más. Una de ellas es la José Antonio Páez, pequeña y modesta pero muy bien cuidada.

Cuando llegamos a la cola, nos tocó el único inconveniente: estábamos situados justo al lado de unos contenedores de basura, con su contenido desparramado por doquier. ¿El olor? Atrevidísimo. A uno se le ponía roja rojita esa nariz con la cantidad de efluvios asquerosos. Gajes del oficio, si hubiéramos llegado antes habríamos tenido que hacer cola junto con un grupo de personas nadando en alcohol. Si hubiéramos llegado después, este post habría demorado mucho más.

El miedo ha desaparecido a medias entre los votantes. Quizá sea una percepción sesgada, pero me pareció que eran más los que estaban dispuestos a votar por el llamado candidato de la unidad. Esto se notaba sobre todo en la manera como cuchicheaban y renegaban por lo bajito de lo mal que les había ido en la era chavista. Los oficialistas eran mucho más escandalosos y prepotentes. Los opositores observaban, callaban y no faltaba quien decía: "Ríanse ahorita, que en la madrugada nos va a tocar a nosotros". Amén.

La cola era de apenas tres cuadras pero los miembros de mesa llegaron con retraso y los integrantes del Plan República no lograron organizar la cola sino hasta pasadas las 7:00 a.m. Las máquinas captahuellas retardan bastante el flujo de gente. El centro de votación tiene tres mesas y sólo dos dispositivos biométricos. Muy poquito para el cerro de gente que hace cola.

A eso de las nueve se aprece un grupito de oficialistas vestidos de rojo y tocados con boinas de color idem. Se ponen a quemar silbadores (voladores) a pocos metros de la escuela y quienes están más cerca de ellos en la cola les lanzan miradas homicidas. Ellos se sienten felices por esto y queman más silbadores hasta que sale uno de los militares y los corre de allí. Un matrimonio comenta el incidente y el hombre le dice a su esposa: "Lo que provoca es torcerles ese pescuezo".

En todo este tiempo, hemos visto una camioneta Blazer verde oscura pasando cada tanto. Ya lleva como seis vueltas; el que va al volante toca la corneta al ritmo de "¡Uh, Ah! ¡Chávez no se va!". Otro de los de la cola rezonga "Esa cornetica te la vais a meter vos sí sabéis por dónde".

No falta el despistado que no se buscó con tiempo en la página web del CNE e hizo una cola que no le correspondía. Tampoco falta aquel que sí se busca y resulta que lo cambian de centro apenas dos días antes de estas elecciones. Hackers inquietos.

Por fin a eso de las 10:15 entro. Tuve suerte con la captahuellas que me tocó y me leyó las huellas a la primera. Entro a la mesa y después de dejar pasar a varias ancianas y a un señor con una grave enfermedad que lo obliga a caminar apoyado en un joven soldado, me recibe la presidenta. Exhibe una cortesía y una sonrisa dignas de una aeromoza. Me busca en el cuaderno de votación, me hace estampar la huella de mi pulgar derecho, firmo y luego paso al parabán que oculta la máquina con su tarjetón. Una de las miembros, previa sonrisa Pepsodent, me pregunta si sé votar. Le respondo afirmativamente y me desbloquean la máquina.

Escojo mi candidato (No es Uh Ah, mosca), le doy al botón VOTAR y me sale mi comprobante. Lo reviso con cuidado, todo en orden. Lo doblo, lo deposito y me entintan mi dedo. ¡Coño, la tintica arde, mano! Quién me manda a hundir el dedo hasta la pata. Su olor me recuerda el de la Témpera Sanford y de una siento que retrocedo 25 años en mi mente.

Hemos terminado. Estamos felices y en el ambiente se siente un aire de "En sus marcas, listos, fuera" que es muy estimulante. Por lo visto, mucha gente dejará el miedo en su casa y votará por quien quiere. Cero coacciones y 100% libertad de conciencia. Seguiremos informando.

N. de J.T.M.: mis próximos posts serán puramente informativos; un reflejo de lo que veré en mi trinchera de la unidad de monitoreo en la que trabajo. Algunos aparecerán por aquí, otros se los enviaré a mi novia bella para que los postee en su blog. La idea es que los blogs hagan alianza con los medios y multipliquen su alcance. Hay hechos locales que los medios grandes no siempre cubren y ahí es donde entran en acción los blogs. Y hay otros hechos que no siempre llegan porque hay gente que prefiere leerse un blog que pegarse al televisor. En uno u otro caso, los agarra el chingo o el sin nariz. Amanecerá y veremos.

Comentarios

Anónimo dijo…
OJO señores, hay que sali a votar… tengo datos confiables y la cosa va así: Chávez (64%) Rosales (34%). Es bastante temprano pero son cifras que maneja el CNE en este preciso instante. 11:18 am
La mae nairo dijo…
Excelente reporte, muy bien detallado.

Esperandote desde la unidad de moritoreo.

La Mae.-
« Elisart » dijo…
Que incómodo lo del olorcito, sobre todo en la mañana que debe pegar como mas, no?
Los comentarios de la gente en la cola me dieron mucha risa jejeje.
Zinnia dijo…
excelente reporte, seguiré de cerca tus impresiones!
David Ludovic dijo…
Eso es!!! Témpera Stanford de la que usábamos en kinder!!! No lograba reconocer el olor... Aunque tu kinder pasó muuuuuuucho antes de mi kinder :p

CU, Towerzzz

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