Ficticio pero no tanto
Lo que sigue es fruto de mi imaginación. Es una asignación para una materia de la universidad y les cuento de qué se trata. Teníamos que escoger entre Hotel Rwanda y Shaking Hands with Devil, películas que tratan sobre la masacre ocurrida en Ruanda durante 1994. Ese suceso, un violento enfrentamiento entre hutus y tutsis, dejó un saldo de UN MILLÓN DE MUERTOS.
Luego de ver una de esas dos películas teníamos que dejarlas totalmente de lado y escribir una carta ficticia dirigida un personaje igualmente ficticio. El remitente también podía ser un personaje inventado o podíamos ser nosotros mismos. La imaginación era el límite. Obvio, teníamos que cuidar el lenguaje y tocar de algún modo el tema de las divisiones, raciales o sociales o de cualquier otro tipo. Como aquí vivimos una polarización particularmente preocupante, se me ocurrió una idea y la llevé a cabo para escribir mi carta. El resultado es esta “joyita”. Me reí muchísimo mientras la redactaba porque, aunque no lo crean, conozco seres así de atorrantes e insoportables. Incluso en mi familia hay dos chamas que son tal cual. Así que mezclé y exageré. Léanla y luego hablamos.
Luego de ver una de esas dos películas teníamos que dejarlas totalmente de lado y escribir una carta ficticia dirigida un personaje igualmente ficticio. El remitente también podía ser un personaje inventado o podíamos ser nosotros mismos. La imaginación era el límite. Obvio, teníamos que cuidar el lenguaje y tocar de algún modo el tema de las divisiones, raciales o sociales o de cualquier otro tipo. Como aquí vivimos una polarización particularmente preocupante, se me ocurrió una idea y la llevé a cabo para escribir mi carta. El resultado es esta “joyita”. Me reí muchísimo mientras la redactaba porque, aunque no lo crean, conozco seres así de atorrantes e insoportables. Incluso en mi familia hay dos chamas que son tal cual. Así que mezclé y exageré. Léanla y luego hablamos.
Hola, papi bello.
Llevo una semana en Harvard y no te lo puedo decir de otro modo: ¡Qué nota! ¡Qué espectacular es estar metida aquí! Nos han dado unas cuantas charlas de inducción pero de lo que estoy más pendiente es de las rumbas y las bienvenidas que se le dan a los nuevos aquí. Ya averigüé cómo es el cuento de las “sororities” y hay un montón de opciones.
Me toca ponerme las pilas porque típico que si no me pongo las pilas (¿Cómo se dice cuando uno repite lo mismo seguidito? ¿Retumbancia?) no voy a figurar en ningún lado aquí ni me voy a hacer notar y nada que ver. Vine acá no sólo a estudiar sino a gozar lo más que pueda. Lo que viva y aprenda aquí, nadie me lo va a quitar. O sea que tengo que aprovechar.
Me haces una falta h-o-r-r-i-b-l-e, papi. Aquí hay cualquier cantidad de galanazos, eso no se discute. Y ellos se vuelven locos al verme toda morena, pelo rizado (¡¡¡Sin freeze!!!) y full curvas. Este colorcito que me gasto los pone a babear pero qué va, el único que me mueve el piso está leyéndose esta letter. Vine acá toda ilusionada pero la verdad es que mi corazoncito se quedó contigo en Maiquetía.
Hablando de lo cual, ¿el puentecito se terminó de caer o se curvó más? ¡Qué estrés el viajecito al aeropuerto, mi vida! Aparte, yo ya estaba obstinada de tanta basura, huecos y tercermundismo ordinario. Me moría por irme. No me calo ni pobres harapientos ni choros ni negritos feítos ni malabaristas ni limosneros en los semáforos. Ni qué decir de esas indias que andan en patas por ahí, con un indiecito en brazos y otro agarrado de la mano, pidiendo plata. ¡Qué de lo último, mi amor! Hasta asco me daban.
Yo no soy racista ni clasista, te lo juro. Tú lo sabes. Y te comento estas cosas porque yo sé que eres el único que me entiende. Lo mejorcito que pudo haber pasado fue esa división entre oeste, centro y este dentro de la ciudad. Los que servimos para algo vivimos en el este y sureste. El resto, la escoria, que se quede en sus ranchos del oeste, bien lejitos de nosotros. O que sigan invadiendo edificios si quieren, pero de lejitos. ¡Asco!
Te lo juro que hay que mejorar la raza pero bien lejos con esa gentecita. Ellos allá y nosotros acá, mi bombón. ¿Quién los manda a ser así de pobres, sucios y bruticos? Yo creo que ya vienen con su dosis de piojitos incluida desde que nacen. ¿No te parece? Claro, tampoco la idea es recogerlos y botarlos lejos. No suena mal pero a pesar de todo son gente y ni modo. Nacieron pobres y por más que sea, no tienen la culpa. Si quieren superarse, que se fajen con las misiones y la universidad bolivariana, que para eso se las pusieron.
Bueno, mi Ken precioso, me tengo que ir. Mis compañeras de cuarto y yo fuimos invitadas a una disco; las clases ya empezaron, o sea que hoy es mi última escapada. Cuídate mucho y por favor no me vayas a olvidar. Mira que si me cambias por otra, te juro que me muero. Sin tus ojos azules mi vida vale menos que una pulsera “livestrong”. Un beso. Te quiere…
Minerva Alexandra
Llevo una semana en Harvard y no te lo puedo decir de otro modo: ¡Qué nota! ¡Qué espectacular es estar metida aquí! Nos han dado unas cuantas charlas de inducción pero de lo que estoy más pendiente es de las rumbas y las bienvenidas que se le dan a los nuevos aquí. Ya averigüé cómo es el cuento de las “sororities” y hay un montón de opciones.
Me toca ponerme las pilas porque típico que si no me pongo las pilas (¿Cómo se dice cuando uno repite lo mismo seguidito? ¿Retumbancia?) no voy a figurar en ningún lado aquí ni me voy a hacer notar y nada que ver. Vine acá no sólo a estudiar sino a gozar lo más que pueda. Lo que viva y aprenda aquí, nadie me lo va a quitar. O sea que tengo que aprovechar.
Me haces una falta h-o-r-r-i-b-l-e, papi. Aquí hay cualquier cantidad de galanazos, eso no se discute. Y ellos se vuelven locos al verme toda morena, pelo rizado (¡¡¡Sin freeze!!!) y full curvas. Este colorcito que me gasto los pone a babear pero qué va, el único que me mueve el piso está leyéndose esta letter. Vine acá toda ilusionada pero la verdad es que mi corazoncito se quedó contigo en Maiquetía.
Hablando de lo cual, ¿el puentecito se terminó de caer o se curvó más? ¡Qué estrés el viajecito al aeropuerto, mi vida! Aparte, yo ya estaba obstinada de tanta basura, huecos y tercermundismo ordinario. Me moría por irme. No me calo ni pobres harapientos ni choros ni negritos feítos ni malabaristas ni limosneros en los semáforos. Ni qué decir de esas indias que andan en patas por ahí, con un indiecito en brazos y otro agarrado de la mano, pidiendo plata. ¡Qué de lo último, mi amor! Hasta asco me daban.
Yo no soy racista ni clasista, te lo juro. Tú lo sabes. Y te comento estas cosas porque yo sé que eres el único que me entiende. Lo mejorcito que pudo haber pasado fue esa división entre oeste, centro y este dentro de la ciudad. Los que servimos para algo vivimos en el este y sureste. El resto, la escoria, que se quede en sus ranchos del oeste, bien lejitos de nosotros. O que sigan invadiendo edificios si quieren, pero de lejitos. ¡Asco!
Te lo juro que hay que mejorar la raza pero bien lejos con esa gentecita. Ellos allá y nosotros acá, mi bombón. ¿Quién los manda a ser así de pobres, sucios y bruticos? Yo creo que ya vienen con su dosis de piojitos incluida desde que nacen. ¿No te parece? Claro, tampoco la idea es recogerlos y botarlos lejos. No suena mal pero a pesar de todo son gente y ni modo. Nacieron pobres y por más que sea, no tienen la culpa. Si quieren superarse, que se fajen con las misiones y la universidad bolivariana, que para eso se las pusieron.
Bueno, mi Ken precioso, me tengo que ir. Mis compañeras de cuarto y yo fuimos invitadas a una disco; las clases ya empezaron, o sea que hoy es mi última escapada. Cuídate mucho y por favor no me vayas a olvidar. Mira que si me cambias por otra, te juro que me muero. Sin tus ojos azules mi vida vale menos que una pulsera “livestrong”. Un beso. Te quiere…
Minerva Alexandra
Comentarios
Mary.-
DEMASIADO BUENO!!! JAJAJA
lo peor es q yo tb conozco a gente asi, pero al menos uno se ríe un poco con la carta jjeje, un saludo
Estuvo genial....
Besillos la mae.-