¡Qué estrés! (II)

Ya pasé a la segunda fase de mi estrés universitario: me estoy poniendo agresivo. Ayer una chama se las dio de chistosa y me "tropezó" en son de chanza. Cabe acotar que la chica en cuestión es más alta que yo (mido 1,67) y no es ninguna raquítica. En su jueguito me dio mi buen tortazo. Y de paso, yo detesto ESE tipo de broma. No le dije nada pero la miré como si tuviera rayos láser en los ojos y pensé "Ojalá se te gangrene el hombro, no joda!!!!!!!"

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Me reúno con una compañera de equipo a empezar a hacer un trabajo para periodismo institucional. La chama es mucho más estresada que yo, que ya es bastante. Ella se estresa por cosas realmente estúpidas, la verdad. Y además, la muy sádica disfruta contagiando su estrés a sus compañeros. Me lo dijo ayer y yo pensaba "¡¡¡Esto no 'tá pasando, ella no me está diciendo lo que yo estoy escuchando, qué b&%#s tiene!!!". Me dice tal cual:

—Yo disfruuuuuuuuuuto estresando a los demás (risas). Me encanta, me da placerrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr. (más risas de su parte)

—Yo, en cambio, ODIO que me estresen. Me ARRECHA que llegue alguien a estresarme —le contesté, mientras le mentaba la madre con la mirada.

—Ah, o sea que debes estar que me cacheteas —dice y la risa se le corta en seco.— Debes estarme odiando en este momento.

—Básicamente.

—¡Pero no se te notaaaaaaaaa! —me dice sorprendida.

—La educación me impide tratarte mal por eso, mi cielo —le respondo y sonrío, al tiempo que me sale zumaque venenoso por las orejas.

—¡Ay, discúlpame! ¡No sabííííííííííííííííííía! —contesta.

“Disculpado pero no olvidado. En la bajada te espero, carajita.” pienso yo, y me concentro en mi trabajo. ¡Ah, el placer de trabajar en equipo!

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Todo el que ha pasado por la universidad habrá vivido la misma experiencia: al salir de clase alguien se inventa una reunión de emergencia para cuadrar alguna cosa en una materia. La reunión se alarga más de lo debido y uno tiene que desbaratar la agenda de lo que pensaba hacer. De acuerdo, esas reuniones son necesarias a veces. Qué se hace. Pero igualito me sacan la piedra porque siento que disponen de mi tiempo. Algo así pasó ayer. La chama estresada nos dice:

—Tenemos que reunirnos para hacer lo de Institucional, para ir adelantando.

En el equipo estamos ella y tres personas más. Al oír lo anterior, los 3 nos miramos sin decir ni jota. Estamos hartos de la tensión, de las materias, de andar corriendo, de las entregas de hoy para ayer, del condenado semestre y sus fechas alteradas. Y sobre todo, estamos hartos de esta chama. Pero tiene razón: mejor ir adelantando.

Nos encaminamos al cafetín a trabajar. No me di cuenta y los otros dos integrantes se esfumaron. Sé que uno de ellos es David Copperfield porque se desaparece a cada rato y ahí le añadí cinco galones más al mondongo de arrechera que mis intestinos estaban cocinando. En cuanto al otro integrante, imposible molestarme con él: trabaja por las tardes. Aparte, me da la cola todos los santos días y encima, se cala mis minitransformaciones en Hulk, jejeje! Pobre pana. Saludos, si estás leyendo esto.

La chama me dice lo de que siente placer estresando a los demás, le respondo y seguimos concentrados en el trabajo. Ahora estamos sentados en el piso, cerca de la entrada del edificio de aulas por el lado del cafetín. En esa misma entrada hay una pareja acostada en el piso besándose y metiéndose mano con un descaro increíble. La gente les pasa por el lado y ellos ni se enteran. Los observo y pienso “Chicos, váyanse al Rosal. No coman delante del pobre.”.

Me río para mis adentros hasta que mi compañera estresada me saca de mis pensamientos: “Jorge, mira a esos ahí lateándose. ¡Dios, qué falta de pudor! ¡Qué grosería, qué desconsideración! ¡Qué falta de todo! Dígame esos que se van a la grama a acostarse a jamonearse delante de todo mundo. Voy a iniciar una campaña mañana mismo. Me voy a traer mi cámara y voy a sacarle fotos a las parejas que se besan así, a los que comen como cerdos, a los que se rascan el culo y las bolas en la calle, a los que se sacan los mocos. ¡Así sea por pena, lo van a dejar de hacer cuando me vean sacándoles fotos!”

Oigo aquello y me molesto pero un segundo después lo pienso mejor y me río. Hasta hace un año yo tenía la feísima costumbre (lo reconozco) de meterme los dedos en la nariz hasta casi masajearme el cerebro. Me costó muchísimo trabajo librarme de esa mañita y ahora que oigo a mi compañera hablando de eso, pienso: “!Hace un año te habrías gastado como 4 rollos por día conmigo, jijiji!”

Me imagino la gente pensando “¡Qué asco!” después de haber leído lo anterior. ¡Soy gráfico hablando, cómo hacemos, jejeje! Y soy sincero también, qué remedio.

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Por muy malhumorado que esté en estos días, el hecho es que no puedo dejar de escribir aquí. Es un placer enorme tener un espacio donde uno puede expresarse libremente de lo que le provoca, escribir acerca de cosas que lo impactan a uno día a día o simplemente desahogarse cuando el espíritu lo necesita. Pero ese placer no se compara con lo que se siente al saber que hay gente que se instala frente al monitor y lee con gusto lo que uno pone aquí. A todos, comenten o no, muchas gracias por eso. See you.

Comentarios

Anónimo dijo…
Hello. Interesting blog.
Anónimo dijo…
jejejej. maldita compañera estresadora, las odio yo tambien!!
La mae nairo dijo…
Bueno compañer@s estresad@s l@s hai en todas partes....

Ese tiradero en plena universidad no me lo imagino...

Tus minitransformaciones de hulk y tus neurocirugias tampoco......

Pero no todo es perfecto....

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