En paz

Así fue nuestro 24. Comí bastante, bebí algo (no soy muy amigo del alcohol) pero no salí a ningún lado. Me quedé en casita con mis papás, hablando paja —no precisamente briznas— y full relax. Nos acostamos temprano y nos tomamos un merecido descanso. Nada del otro mundo y hasta gris, según la óptica de algunos. No importa, pana. El año pasado mi diciembre transcurrió en casa de mi ex y fue movidísimo pero genial. Éste, con su mansedumbre, también fue genial para lo que quería: calma absoluta. Entre gustos y colores no hay nada escrito, y seguro para el 31 se nos vendrá encima un torbellino de música, baile, comida, gente, bebida y alboroto. Merry Xmas, blogueros.

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