En el restaurante
Este sábado estaba almorzando con mis padres en un restaurante de esos que venden la comida por peso. El menú es variado, sabroso y sobre todo, muy sano. El que quiera, puede escoger entre comer pollo, carne, pasta, granos o varios tipos de ensalada. Al final, se le cobra según lo que pese la ración.
En un sitio así, con el gentío haciendo cola, apareció un hombre que parecía un modelo. Alto, delgado pero con un cuerpo esculpido por horas de dieta y gimnasio. Blanco; se notaba que hacía poco había estado en la playa. Vestido a la moda y con ropa cara. En términos femeninos, el tipo estaba bello y bien bueno.
Justo detrás de él entró una muchacha que parecía salida de alguna revista de modas. Más baja que el hombre que entró antes, era dueña de una cintura mínima. Caderas amplias, redondas, perfectas, enfundadas en un pantalón de cuero color vino tinto. Sandalias de moda, que dejan ver unos pies perfectamente cuidados. Igualmente cuidados eran su cabello y su maquillaje. La muchacha tenía curvas que mareaban y su rostro era perfecto, de rasgos delicados. En palabras masculinas, la chama estaba podrida de buena.
La pareja acaparó la atención de todo el mundo en el restaurante. Las mujeres miraban impactadas al joven. Los hombres se tragaron con los ojos a la chica. “¡¡Esa mujer lo que está es riquiquita!!”, “Ese papito está como me lo recetó el doctor”, eran los comentarios que se dejaron colar entre quienes comían. La pareja, ajena a los comentarios, se acercó —tomada de la mano— al área del autoservicio. Cada uno agarró su bandeja y empezó a servirse comida.
Todo cambió cuando la gente se dio cuenta de lo que se sirvieron ambos. Una mustia hojita de lechuga, un pedazo minúsculo de pescado, una cucharada de ensalada, un trocito de pollo a la plancha… Los que primero se los habían buceado vieron las raciones de comida de ambos y empezaron a verlos con una mezcla de piedad y burla. ¿Tanta comida rica en este restaurante y tener que limitarse a pescado y pollo en tan poquita cantidad? ¿Ensalada? ¿Lechuguita? ¿Qué es eso?
Los que llegaban después, los miraban. Primero se los buceaban, luego veían lo que comían (sobre todo las raciones) y los veían con la misma mirada de burla-piedad. Habiendo tanta comida rica y variada aquí, ¿cómo es posible que estos dos tengan que hacer tamaño sacrificio así? ¿No es como mucho masoquismo elegir la comida y tener que descartar otros platos que se ven mucho mejores y más suculentos?
Entre los dos, lo que comieron no llegaba a pesar ni un kilo. Al terminar, se pusieron de pie, dejaron la bandeja en el recipiente de basura que consiguieron más cerca y se fueron, siempre agarrados de la mano. Detrás, quedaron los comentarios de algunos comensales. Pobres chicos. Tan jóvenes, llenos de vida y tener que sacrificarse así. Seguro son modelos o quién sabe.
Por eso yo como lo que quiero, con mi conciencia tranquila. No me veré bien pero al menos disfruto más de mi vida. Y no tengo que estar pendiente de unas normas estéticas que no tienen sentido, habiendo valores más perdurables —e importantes de cultivar— en el tiempo.
En un sitio así, con el gentío haciendo cola, apareció un hombre que parecía un modelo. Alto, delgado pero con un cuerpo esculpido por horas de dieta y gimnasio. Blanco; se notaba que hacía poco había estado en la playa. Vestido a la moda y con ropa cara. En términos femeninos, el tipo estaba bello y bien bueno.
Justo detrás de él entró una muchacha que parecía salida de alguna revista de modas. Más baja que el hombre que entró antes, era dueña de una cintura mínima. Caderas amplias, redondas, perfectas, enfundadas en un pantalón de cuero color vino tinto. Sandalias de moda, que dejan ver unos pies perfectamente cuidados. Igualmente cuidados eran su cabello y su maquillaje. La muchacha tenía curvas que mareaban y su rostro era perfecto, de rasgos delicados. En palabras masculinas, la chama estaba podrida de buena.
La pareja acaparó la atención de todo el mundo en el restaurante. Las mujeres miraban impactadas al joven. Los hombres se tragaron con los ojos a la chica. “¡¡Esa mujer lo que está es riquiquita!!”, “Ese papito está como me lo recetó el doctor”, eran los comentarios que se dejaron colar entre quienes comían. La pareja, ajena a los comentarios, se acercó —tomada de la mano— al área del autoservicio. Cada uno agarró su bandeja y empezó a servirse comida.
Todo cambió cuando la gente se dio cuenta de lo que se sirvieron ambos. Una mustia hojita de lechuga, un pedazo minúsculo de pescado, una cucharada de ensalada, un trocito de pollo a la plancha… Los que primero se los habían buceado vieron las raciones de comida de ambos y empezaron a verlos con una mezcla de piedad y burla. ¿Tanta comida rica en este restaurante y tener que limitarse a pescado y pollo en tan poquita cantidad? ¿Ensalada? ¿Lechuguita? ¿Qué es eso?
Los que llegaban después, los miraban. Primero se los buceaban, luego veían lo que comían (sobre todo las raciones) y los veían con la misma mirada de burla-piedad. Habiendo tanta comida rica y variada aquí, ¿cómo es posible que estos dos tengan que hacer tamaño sacrificio así? ¿No es como mucho masoquismo elegir la comida y tener que descartar otros platos que se ven mucho mejores y más suculentos?
Entre los dos, lo que comieron no llegaba a pesar ni un kilo. Al terminar, se pusieron de pie, dejaron la bandeja en el recipiente de basura que consiguieron más cerca y se fueron, siempre agarrados de la mano. Detrás, quedaron los comentarios de algunos comensales. Pobres chicos. Tan jóvenes, llenos de vida y tener que sacrificarse así. Seguro son modelos o quién sabe.
Por eso yo como lo que quiero, con mi conciencia tranquila. No me veré bien pero al menos disfruto más de mi vida. Y no tengo que estar pendiente de unas normas estéticas que no tienen sentido, habiendo valores más perdurables —e importantes de cultivar— en el tiempo.
Comentarios
No hay nada mas sabroso que disfrutar lo que te vas a comer, y comerlo hasta sentirte satisfecho mas no lleno o hasta reventarte...
Todo debe tener un limite....pero esto es el colmo del limite...
Por cierto ayer se que disfrutastes tu comida, solo te faltò el postre aun que el cafe y la compañia era excelentes...
Besos y abrazos guaros
a veces la vida es cruel....
pero a comer¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡
pa lante
barriga llena corazon contento..asi dice.
Un saludo cordial.
Nelson
La estética es sólo un patrón que se a creado la sociedad pero no es algo indispensable, yo en lo particular los prefiero normales y naturales; y no me mortifica tener un cuerpo perfecto..
Un beso..
Creo que hay que cuidarse y comer sano pero si es fin de semana se vale un buen gusto...
Saludos
Yo no soy de muy buen comer que digamos (aunque estoy mejorando eso) pero cuando voy a un sitio es a comer con gusto! Sin tener que estar contando numeros por aquello de la dieta Atkins! No teñol!!
Saludos.-
Yo opto por lo mismo, como lo que quiera, lo que me provoque y lo disfruto, sin remordimientos!
Saludos!
Un beso.
No hay nada como disfrutar una comida rica con una buena compañía, incluyendo el postre jejeje con lengua o sin lengua jjajaja
Un abrazo Jorge :-)
q lastima por ellos...
Saludos cariñosos y gracias por tu apoyo en el concurso! :D
Un Beso.
Yole
Jajajajaja se acabo el protocolo de pana q la pasamos depinga!.. demasiado por culpa de ustedes amaneci pior de la tos!
=D un abrazo y un besote!!
Fue un placer conocerte! Eso ya te lo dije por msn y aquí lo reitero!
Muchos beshos y que siga el bochinchee!! xD
By the way, comer es sabroso pero hay q' tener limites. Tampoco te me vas a poner obeso & sufrir las mil y una enfermedades por estar comiendo exageradamente. Cuando valla a Vzla, llevame a ese restaurante please!!! jejeje
Bye bye ;)
Menos mal q tu comes sin remordimientos y bien sabroso! =D
Pues sí, de buen modo esos estandares de perfección suponen enormes sacrificios en ingesta calórica y por consiguiente se relfejan en el estado anímico. Pero bueno, ¡iban agarraditos de mano y felices de la imagen que les devuelven los espejos! Eso espero.
Un abrazo carbohidrático,
un abrazo cuidate!! byeeee
Saludos de Portugal.
Reflexiono acerca de lo que dices y, sinceramente, hay que verle la cara a pasar toda una viva de restricciones para tener la "imagen perfecta" que la sociedad espera de ti... ¡es fuerte!
Yo sinceramente prefiero ser "más latina", con bastante más cadera y 70 de cintura, pero saber que puedo darme mis gustos, jejeje
Salu2.-