¿Por qué tuvo que ocurrir?

Sucedió. Otro grupo de inocentes engrosó la lista de muertes violentas e injustificadas en nuestro país. Lo triste, lo horrible es la edad de las víctimas y los últimos momentos que debieron haber vivido, a juzgar por las huellas de tortura que sus cuerpos presentaron.

Así que hay que preguntarse qué hace falta para que esta pesadilla termine pronto. ¿Cuántos niños más tendrán que morir a manos de gente sin corazón? Y eso, porque sabemos de estos tres hermanos. ¿Pero quién responde por la cantidad de muertos anónimos en Venezuela? ¿Cómo es posible que al más inocente le toque morir de un disparo en el pecho simplemente por cumplir con su trabajo? ¿Cómo es que ya ni siquiera se puede ir a marchar sin temor de que pase algo a la mitad del camino? O sea que ni siquiera podemos ejercer un derecho que nos corresponde como ciudadanos.

Tres jóvenes y su chofer, ajusticiados. Un fotógrafo asesinado de un tiro en el pecho, por parte de "la autoridad". La conmoción en el país es total. La gente no sale de su asombro. Pero ahora, a diferencia de otras ocasiones, la impotencia y la rabia pudieron más que la apatía y la gente se lanzó espontáneamente a la calle a protestar. Por esos jóvenes asesinados. Por el problema de inseguridad, que este gobierno no ha querido resolver. Por la muerte del reportero gráfico de El Mundo. Por todos nosotros, que fuimos, somos o seremos víctimas del hampa en algún momento. ¿A dónde llegaremos? De verdad no lo sé.

Disculpen por lo incongruente del post. Lo que escribo es reflejo exacto de cómo me siento en este momento. Y los blogs a veces sirven de drenaje.

Comentarios

Anónimo dijo…
No es para menos lo que sientes, reflejo de lo que quienes tenemos sangre en las venas también estamos experimentando: indignación, tristeza, ganas de salir corriendo...en fin.
Lamentablemente la violencia se está institucionalizando en el país y lo peor de todo, algunos venezolanos empiezan a acostumbrarse a ella, cuando pese a todo esto puedes encontrarte a alguien que diga que por qué tanto alboroto a raíz de la muerte de los Faddoul.
Creo que no hay palabras suficientes para hacer llegar el clamor de que esta situación cambie y las autoridades comiencen a tener conciencia del cargo que ocupan y de las responsabilidades que descansan sobre sus hombros. Asimismo, considero que no existen palabras que hagan sentir mejor a los familiares de los fallecidos. Por eso sólo me resta decir que en paz descansen todos y que ayuden a sus conocidos a superar esta dura prueba que hoy están enfrentando.
Un beso George y adelante!!

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