I´m back!!!
¡Hola! Como estuve desaparecido tanto tiempo, acumulé un montón de cosas dignas de ser reseñadas aquí. Es decir que la longitud de este post es directamente proporcional al tiempo que me pasé sin escribir. Ergo, acomódense. Hay tela que cortar.
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La estresada contraataca
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Mis cinco mañas
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Para terminar...
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La estresada contraataca
Escenario: parada de camionetas frente al C.C. Paseo Las Mercedes. Día: lunes 13 de febrero. Hora: 8:45 de la noche. Yo estaba esperando que pasara una camioneta en la que montarme e irme a mi casa después de trabajar (¡¡¡Sí!!! ¡Estoy trabajando! ¡Dios es grande!), cuando oigo una voz femenina que me llama "¡¡Jorgeeeeeeeeeee!!". A esa hora de la noche yo soy medio ciego y no cargaba los anteojos puestos. Miro a todos lados y no veo a nadie hasta que me doy cuenta de alguien que me hace señas desde dentro de un carro. Oigo "¡¡Jorgeeeeeeeeeeeeeeee!!" otra vez y... es la chama estresada con la que vi clases este semestre.
(¿Ahora en qué hueco de la tierra me meto para que esta loca no me vea?)
Me sigue aleteando y me sonríe.
—¡Holaaaaaaaaa, ¿cómo estássss?! —me saluda desde el Fiat, mientras sigue aleteando como un espantapájaros epiléptico.
—¡Chévere, cielo! Todo bien, gracias a Dios
—¿Para dónde vas?
—A mi casa. Cerca de Concresa, corazón. ¿Por..? (Así seré de bolsa, que ni me sospecho la razón de ser de esa pregunta)
Ella se voltea y le dice algo a su papá, que es el que está manejando. Él asiente y ella me dice, toda entusiasmada: —¡Móntate! Te llevamos. Mientras me subo, oigo al fondo la musiquita de Psicosis. Esa que suena cuando Norman Bates le cae a cuchilladas a la catira en la ducha.
Apenas cierro la puerta le doy las gracias a TF (la estresada) y su papá por echarme el empujoncito hasta mi casa. Ambos me dicen que no hay de qué y TF se lanza a echarme uno de esos cuentos trágicos-estresados- espantosos que a ella le pasan.
—¡¡No tienes idea de lo que me hizo el loco éste que veía Institucional con nosotros!! ¡¡El pana está loco, hay que meterlo en un manicomio, amarrarlo con una camisa de fuerza, que le den litio!! —inicia su cuento. La musiquita de Psicosis suena clarita en mi cabeza. ¿Por qué demonios acepté la cola?
Resulta que en una de las materias que veíamos, Periodismo II, teníamos que entrevistar a alguna personalidad y redactar un artículo como evaluación final. No necesariamente había que entrevistar a alguien famoso; bastaba con que fuera alguien con una historia interesante. Y pasa que nuestro pana ya tiene una incipiente empresa, en la que se encarga de hacer cobertura sobre todo a eventos deportivos. A TF eso le pareció admirable y escogió al pana para hacer su entrevista. Éste accedió halagado. Según lo que ella cuenta, cuadraron fecha, hora y lugar para encontrarse y que ella le hiciera las preguntas. El detalle está que él —según ella— nunca se apareció. Mejor dicho, llegó tres horas después de lo acordado.
Ella se molestó con él, le reclamó por el retraso y él le contestó algo así como que qué fastidio, que siempre ella tenía rollos con él, que a lo largo del semestre habían tenido roces y no sé qué cosas más se dijeron. Claro, todo esto contado por ella y yo poniendo atención sentado en el asiento trasero del Fiat mientras la musiquita de Psicosis seguía sonando.
Ella intentó cuadrar otra fecha para la entrevista y llamó varias veces al pana. Cada vez que él contestaba el teléfono y escuchaba la voz de ella, le colgaba el teléfono (“¡Qué desagradable, Jorge! Y lo llamaba al celular y estoy segura que veía mi número y por eso no me contestaba!”). Yo iba oyendo aquello y pensaba “Alguien que no aguantó más a esta loca, ¡jijiji!”.
Total que a TF no le quedó otra que buscarse a otro entrevistado para cumplir con el trabajo y evitar perder la nota. Cuando salió del paso, volvió a llamar al pana que la embarcó. Sólo quería saludarlo. Y nada, él siempre le trancaba el teléfono apenas reconocía la voz de ella. “Ese está loco, está pasado de grosero, no puedo creer que me haya hecho eso, no sé qué le pasó conmigo, tienen que ponerle una camisa de fuerza pero YA!!!”, me decía TF, sin pausa ni respirar. Y yo pensaba “Cachicamo diciéndole a morrocoy conchúo. ¡Qué ovarios tienes tú, mijita!”
(¿Ahora en qué hueco de la tierra me meto para que esta loca no me vea?)
Me sigue aleteando y me sonríe.
—¡Holaaaaaaaaa, ¿cómo estássss?! —me saluda desde el Fiat, mientras sigue aleteando como un espantapájaros epiléptico.
—¡Chévere, cielo! Todo bien, gracias a Dios
—¿Para dónde vas?
—A mi casa. Cerca de Concresa, corazón. ¿Por..? (Así seré de bolsa, que ni me sospecho la razón de ser de esa pregunta)
Ella se voltea y le dice algo a su papá, que es el que está manejando. Él asiente y ella me dice, toda entusiasmada: —¡Móntate! Te llevamos. Mientras me subo, oigo al fondo la musiquita de Psicosis. Esa que suena cuando Norman Bates le cae a cuchilladas a la catira en la ducha.
Apenas cierro la puerta le doy las gracias a TF (la estresada) y su papá por echarme el empujoncito hasta mi casa. Ambos me dicen que no hay de qué y TF se lanza a echarme uno de esos cuentos trágicos-estresados- espantosos que a ella le pasan.
—¡¡No tienes idea de lo que me hizo el loco éste que veía Institucional con nosotros!! ¡¡El pana está loco, hay que meterlo en un manicomio, amarrarlo con una camisa de fuerza, que le den litio!! —inicia su cuento. La musiquita de Psicosis suena clarita en mi cabeza. ¿Por qué demonios acepté la cola?
Resulta que en una de las materias que veíamos, Periodismo II, teníamos que entrevistar a alguna personalidad y redactar un artículo como evaluación final. No necesariamente había que entrevistar a alguien famoso; bastaba con que fuera alguien con una historia interesante. Y pasa que nuestro pana ya tiene una incipiente empresa, en la que se encarga de hacer cobertura sobre todo a eventos deportivos. A TF eso le pareció admirable y escogió al pana para hacer su entrevista. Éste accedió halagado. Según lo que ella cuenta, cuadraron fecha, hora y lugar para encontrarse y que ella le hiciera las preguntas. El detalle está que él —según ella— nunca se apareció. Mejor dicho, llegó tres horas después de lo acordado.
Ella se molestó con él, le reclamó por el retraso y él le contestó algo así como que qué fastidio, que siempre ella tenía rollos con él, que a lo largo del semestre habían tenido roces y no sé qué cosas más se dijeron. Claro, todo esto contado por ella y yo poniendo atención sentado en el asiento trasero del Fiat mientras la musiquita de Psicosis seguía sonando.
Ella intentó cuadrar otra fecha para la entrevista y llamó varias veces al pana. Cada vez que él contestaba el teléfono y escuchaba la voz de ella, le colgaba el teléfono (“¡Qué desagradable, Jorge! Y lo llamaba al celular y estoy segura que veía mi número y por eso no me contestaba!”). Yo iba oyendo aquello y pensaba “Alguien que no aguantó más a esta loca, ¡jijiji!”.
Total que a TF no le quedó otra que buscarse a otro entrevistado para cumplir con el trabajo y evitar perder la nota. Cuando salió del paso, volvió a llamar al pana que la embarcó. Sólo quería saludarlo. Y nada, él siempre le trancaba el teléfono apenas reconocía la voz de ella. “Ese está loco, está pasado de grosero, no puedo creer que me haya hecho eso, no sé qué le pasó conmigo, tienen que ponerle una camisa de fuerza pero YA!!!”, me decía TF, sin pausa ni respirar. Y yo pensaba “Cachicamo diciéndole a morrocoy conchúo. ¡Qué ovarios tienes tú, mijita!”
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Mis cinco mañas
Por la blogósfera circula la moda ahorita de que cada quien, en su propio blog, escribe los cinco hábitos más raros que tiene. Como yo tengo más de cinco, me toca filtrar y el resultado es éste.
1.- Me fascinan, me matan, me vuelven loco, chiflado, horny, los pies femeninos. Es el gran fetiche de mi vida. Una chama que se cuide los pies, que los tenga arreglados y que además tenga pies naturalmente bonitos, tiene un bojote de puntos ganados conmigo. Más de una vez me he concentrado en verle los pies a alguna chica sin siquiera darme cuenta. Es una gran manía, lo sé.
2.- Ninguno de los tres proveedores de servicios celulares de Venezuela es 100% confiable y menos en materia de mensajes de texto. Y yo ahí dejo escapar una de mis peores mañas: si mi celular me dice “mensaje no enviado”, yo lo reenvío varias veces hasta que se me acaba el saldo o hasta que el cel me dice “mensaje enviado”. El chamo que me da la cola, RJ, ha sido víctima en más de una vez de esa maña mía. Una vez el sistema estaba mal y yo le mandé varias veces el mismo mensaje, para cuadrar un trabajo. Él me insultó y me dijo “Si tu cel dice ‘mensaje no enviado’, intenta una vez. O DOS, máximo. ¡¡No tienes que enviar la misma vaina VEINTISIETE PUTAS VECES, PEDAZO DE OBSESIVO!!”
Mensaje recibido.
3.- En materia de higiene personal, tengo varias manías. La más confesable: cuando me cepillo los dientes, también me cepillo la lengua. Pero me cepillo casi hasta llegar al esófago. O sea.
4.- Si estoy en un computador trabajando y alguien necesita hacer algo en él, me tiene que pedir permiso porque odio, aborrezco, detesto que me toquen el teclado, carajo. Ahí se me sale el supersayayín y le tuerzo los ojos al intruso que ni permiso pide. ¿Qué tanto trabajo cuesta decir ‘Me permites un momentico, que voy a buscar algo en el disco duro’? No, se le tienen que montar a uno encima y casi tumbarlo de la silla. ¡Protesto por esa vaina, vale!
5.- Tengo que tener las manos lo más limpias posible. Si paso más de dos horas sin lavármelas, empiezo inconscientemente a olérmelas. Me las huelo, me las miro, me las vuelvo a oler hasta que al final, cuando ya me parece que están pastosas de mugre, busco un baño donde sea que esté y me las lavo. Si no hago eso, no me quedo tranquilo.
Tengo más de cinco pero estas son las que recuerdo ahorita. A lo mejor esto da para otro post, ya lo veremos.
1.- Me fascinan, me matan, me vuelven loco, chiflado, horny, los pies femeninos. Es el gran fetiche de mi vida. Una chama que se cuide los pies, que los tenga arreglados y que además tenga pies naturalmente bonitos, tiene un bojote de puntos ganados conmigo. Más de una vez me he concentrado en verle los pies a alguna chica sin siquiera darme cuenta. Es una gran manía, lo sé.
2.- Ninguno de los tres proveedores de servicios celulares de Venezuela es 100% confiable y menos en materia de mensajes de texto. Y yo ahí dejo escapar una de mis peores mañas: si mi celular me dice “mensaje no enviado”, yo lo reenvío varias veces hasta que se me acaba el saldo o hasta que el cel me dice “mensaje enviado”. El chamo que me da la cola, RJ, ha sido víctima en más de una vez de esa maña mía. Una vez el sistema estaba mal y yo le mandé varias veces el mismo mensaje, para cuadrar un trabajo. Él me insultó y me dijo “Si tu cel dice ‘mensaje no enviado’, intenta una vez. O DOS, máximo. ¡¡No tienes que enviar la misma vaina VEINTISIETE PUTAS VECES, PEDAZO DE OBSESIVO!!”
Mensaje recibido.
3.- En materia de higiene personal, tengo varias manías. La más confesable: cuando me cepillo los dientes, también me cepillo la lengua. Pero me cepillo casi hasta llegar al esófago. O sea.
4.- Si estoy en un computador trabajando y alguien necesita hacer algo en él, me tiene que pedir permiso porque odio, aborrezco, detesto que me toquen el teclado, carajo. Ahí se me sale el supersayayín y le tuerzo los ojos al intruso que ni permiso pide. ¿Qué tanto trabajo cuesta decir ‘Me permites un momentico, que voy a buscar algo en el disco duro’? No, se le tienen que montar a uno encima y casi tumbarlo de la silla. ¡Protesto por esa vaina, vale!
5.- Tengo que tener las manos lo más limpias posible. Si paso más de dos horas sin lavármelas, empiezo inconscientemente a olérmelas. Me las huelo, me las miro, me las vuelvo a oler hasta que al final, cuando ya me parece que están pastosas de mugre, busco un baño donde sea que esté y me las lavo. Si no hago eso, no me quedo tranquilo.
Tengo más de cinco pero estas son las que recuerdo ahorita. A lo mejor esto da para otro post, ya lo veremos.
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Para terminar...
Pregunta al aire, sólo para las lectoras: ¿cuál ha sido la forma más original, y sobre todo romántica, en que les han pedido empate y/o matrimonio? A ver qué cuentos salen por ahí. See you soon.
Comentarios
Umm ya me llama la atención conocer a la estresada de la que llevas tiempo hablando, jajaja OBVIO no para hacerme su pana del alma (porque de seguro me pondría los nervios de punta), pero sí para escucharla un ratico y colocar cara de circunstancia cada vez que echa una de sus historias particulares. Así me sucede con una compañera; trato de evitarla lo más que puedo, pero cuando coincidimos simplemente la oigo por ser educada y luego digo ¡Dioosss, cómo pueden existir seres así!
Jajaja en relación con tus manías, qué te puedo decir, un chico bien higiénico, visual y delicado; pero todo perfectamente comprensible, más que nada en lo relativo a lo de las computadoras, que por lo menos me pasa algunas veces cuando vengo al ciber y están los nenés del colegio que queda por mi casa. Te llevan por delante, se quedan mirando lo que escribes, etc., sin ofrecer disculpas a pesar de la cara de pocos amigos que les pones.
Y ya también yo para finalizar, te cuento que tengo una experiencia no sé si romántica, pero sí particular a mi modo de ver de pedida de empate. Jajaja al menos así fue que el chamo logró que le dijera finalmente que sí; sácale punta pues.
Bueno fue el día de su cumpleaños. Yo le había comprado su regalo e incluso le había organizado con los demás compañeros una pequeña celebración. En el momento de pedir el deseo se dio la cuestión. Para mi sorpresa el chamo pidio, en voz alta, que se le cumpliera el deseo de que fuese su novia, jajaja y en ese preciso instante, ni un día más ni un día menos.
Qué te puedo decir, ¿imaginación?, ¿mecanismo de presión?, jajaja no sé. Lo que sí es que fue un momento muy especial, como creo que son todos aquellos en los que te piden el empate. Mira, siempre y cuando haya amor por delante, así sólo te pregunten ¿quieres ser mi novi@?, sin ningún regalo o cena bajo la luz de las velas, ya el instante se destaca y pasa a tu historia, porque fue en él donde te uniste al ser que querías.
Jajaja no sigo porque me estoy emocionando con el tema y esto es sólo un comentario, no mi blog.
Cuídate mucho y sigue adelante! Besito.
P.D. Gracias por lo que me escribiste de Pooh, hay novedades, ya las postearé!
Vanecha
Estaré pendiente de todo cuanto publiques últimamente y de revisar lo que hasta ahora llevas.
Saludos!!
Yo pensaba que erta la única en mandar 5,6,10 veces el mensaje cuando me sale no enviado...pero 27? Me quito en sombrero ante usted...
Y manias si hay muchas....
detesto los hombres con las manos y uñas sucias.
con mal aliento.
que se bañen y esten bien peinados pero tengan el sudor muy fuerte o su ropa huela mal lavada.
que se urgen la nariz o suenen los dientes despues de comer...guacala
Con respecto a lo ultimo ehhhhhhhh no hay mucho que contar, lo normal, lo de siempre, solo uno cuando chamita y estudiaba en el colegio 3º año el compró un helado y me dijo no creas que no tengo dinero, solo que de ahora en adelante tu vida sera la mia....Quieres ser mi novia?
Esssssssstttttttteeeeeee muy romantico...
Aunque detesto los hombres que en la cita no se cual numero te besen y ya te den por enterada que son novios... en eso soy muy tradiconal y me encanta los cortejos...
Creo que este a sido el comentario mas largo que te he dejado ...por ahora
Besillos desde el salon.-
La mae.-