Un día cualquiera
5:00 a.m. : Suena el despertador. Mi celular, en realidad. Lo busco a tientas, lo apago, le echo su correspondiente mentada de madre y me acuesto de nuevo. "Quince minutos más y me paro". Como no me fío de mí mismo a esa hora, el celular está programado para sonar de nuevo a los quince minutos. Este lapso me sirve para estirarme, mentarle la madre al celular una vez más y hacer un bosquejo rápido de las cosas que tengo que hacer. 5:15 a.m. : Vuelve a sonar el celular. Lo apago mientras sigo mentándole la madre. Él pensará "Voy a dañarme pa' que me miente la madre por algo distinto". Celular, no dudes de que te echaré la madre si me fallas. Me levanto, voy al baño, me miro al espejo y el reflejo tiene cara de sueño, mal humor y algo de oso grizzly. Trato de no perder mucho tiempo contemplándome y me entrego al ritual de aseo y baño matutino. Tengo que estar listo antes de las 6:30, que es cuando pasan a buscarme para ir a la uni. Hoy la clase es a las 8 y aunque